jueves, 29 de enero de 2015

Mi viaje como terapia.

Imagino la vida con un gran río con muchos afluentes que llegan a un río principal, ese grande y caudaloso que termina desembocando en un mar. Llegar mar es la descompresión de unos muros que nos guían hasta la libertad.

Ir por los caminos de los afluentes y llegar hasta el mar parece fácil, que es solo cuestión de tiempo. ¿Cuanto es el tiempo? ¿Cuando llegamos a nuestro destino final?  y cuando llegamos ¿Qué?

En la vida hay cascadas, impresionantes cascadas como las del Iguazú, el Niagara, el Salto del Ángel, entre otras muchas, pues imaginad que estáis cambiando, ese sería el momento, el momento de una caída empicada de una cascada, no sabes a donde vas a parar, te descompones y llegas en simples gotitas, aturrullado por diferentes agentes adversos, comienzas a recomponerte, pero no es tan fácil.

Pues sí, el motivo por el que yo decidiera plantearme pedir una licencia en mi trabajo, cogiese una mochila y decidiese embarcarme en una aventura, es porque mi vida pasaba por una cascada y requería de una recomposición de mis ideas.

Desde lo laboral, pasando por lo personal y puedo decir que hasta lo existencial pasaban por una situación difícil, así que decidí tomarme un tiempo y hacer una parada en un pequeño lago, donde pudiese pensar, mirarme y reconstruirme.

Sentí miedo antes de pasar por esa cascada empicada a un vacío, no tenía miedo al final de ese camino, solo tenía miedo porque no sabía que me iba a encontrar al final de la caída. Saltar con un paracaídas roto y solo contar con el de emergencia es un riesgo, pero el cuerpo produce más adrenalina y el resultado es que llega a enganchar como una droga. 

No digo que sea bueno pasar por momentos difíciles de la vida, pero superarlo con éxito y conseguir crecer es de lo más gratificante. Aprendí que perderse nos sirve para un reencuentro, aunque con paisajes diferentes a los anteriores, aprendes a desenvolverte por la jungla, a pasar por terrenos fangosos, escalar montañas y saltar de acantilados para comenzar a hacer buceos, en definitiva las capacidades resolutivas mejoran notablemente.

Aprender, buscar y encontrar no es un camino llano, no es un mar tranquilo, ni un suelo estable, pero cada uno de los obstáculos de los que saltas, rodeas, o escalas es una superación personal, que podrás aplicar en tu vida en general. 

Antes de saltar y perder el miedo nadaba en dirección contraria para no enfrentarme a la incertidumbre, pues el miedo paraliza y no te deja avanzar, aun cuando dejas de ver el mundo por una ventana comienzas a romper marcos y ventanas, dejando prejuicios y ganando experiencias, consiguiendo perspectivas inimaginables que no ves desde un anclaje en mar desierto.

Algunos dicen que me he vuelto filosófico, que la vida me ha calmado, que estoy raro, pero la realidad que no me importa lo que los demás piensen, porque aprender a dar importancia a lo que realmente es importante es uno de los aprendizajes más valiosos.  

Saqué una conclusión ¨Perderse es el camino para aprender la ruta que quieres tomar para llegar al sitio donde quieres estar, es conocer los atajos para llegar a una meta sin final¨.


No hay comentarios:

Publicar un comentario