martes, 13 de enero de 2015

Nuevos amigos, Bangkok y yo

Después de haber contado mi llegada a Bangkok solo, lo mejor estaba por llegar, visitas, comidas en la calle, compras, charlas con lugareños y alguna que otra fiesta.

Aún recuerdo, como si fuese ayer, mis días solos por Tailandia, y la verdad que lo memoro con días muy divertidos y diferentes. No voy a entrar en muchos detalles de Bangkok, porque ya os he hablado de la ciudad.


Tras mi llegada al hostel recuerdo a unos cantabros, que no se encontraban alojados allí, pero que estaban tomando unas cervezas en el bar del hostel. Mientras hacía el check-in comencé a hablar con uno de ellos durante un rato. Posteriormente llegaron algunos amigos suyos, y bueno... pues lo típico recomendaciones por aquí, recomendaciones por allá, y de repente uno de ellos comenta que se quiere llevar un chihuahua  para España, yo sorprendido, porque al final le iba a salir más el collar que el perro, seguimos hablando de chihuahua y de compras, a todo eso que me dice que le pregunte al empleado del hostel, donde puede ir a comprar un perro.

Tras haber echo de traductor, recién llegado de Vietnam y aún un poco aturdido por las horas y tal, decidimos de ir a un mercado nocturno en busca del chihuahua con el empleado del hostel. Bueno aquello surrealista, porque con la paliza que llevaba, yo debería de haberme ido a la cama, pero como no hay quien me pare en jaleos, yo lo que quería era experimentar, y si había que ir en busca de un perro, ahí estaba yo en busca de un perro, y si había que ir a por una cobra a por la cobra que yo iba. NO, no hubo perro ni hubo nada (perro si había, lo que no lo compró), lo que yo decía más caro el collar que el perro.

Al día siguiente pase la mañana de visitas hasta que me reencontre con una amiga, y posteriormente volvía a quedarme solo, ya que ella se marchaba a un templo a meditar durante 10 días. 

Vuelta solo comencé a patear la ciudad, templos, más templos, comer, y compras, era obvio que todo no iba ser templos y visitas, así que aproveche para comprar algunas cosillas en las que me ahorraba un dinerito considerable, en especial el objetivo para mi cámara, y una tablet. 

Tras el regreso al hotel y con mucha hambre, solté las compras y me fui a la calle a comerme un Pad Thai en Khoa San Road, llevaba todo el día sin hablar mucho, pues en las visitas a los templos no propiciaban las conversaciones con desconocidos, así que este era mi momento. En la más mínima oportunidad, y cuando se sentaron una catalana y un valenciano al lado, allá que me puse hablar, así que empezamos con una cerveza, otra cerveza, otra cerveza, no recuerdo cuantas, y entre cerveza y cerveza pasaba un tipo vendiendo escorpiones, la valentía de la cerveza no hizo que nos atreviésemos a comernos el escorpión, incluso pagando respectivamente al otro a que se lo comise. O no tomamos tantas cervezas, o la cerveza no envalentona.

Mis nuevos amigos, que también habían estado de compras, se animaron igual que yo, QUERIAMOS MARCHA, así que uno, Pau, fue a soltar las bolsas de compras, y yo con mi nueva amiga nos quedamos en un concierto de Reggae, con otras cervezas. De repente nuevos amigos por todos los lados, americanos, italianos, tailandeses, al final éramos unos 10 aproximadamente. Comienza a pasar de nuevo el tipo de los escorpiones... como saben como funcionamos los guiris...

Gema, la nueva amiga catalana, me ofrece uno, se lo rechazo y le ofrezco yo uno, me lo rechaza, así que un americano que no da la opción compra uno para Gema, y la valentía de la cerveza salió. Gema es la que comienza comiendose aquel bicharraco frito, y a mi me que entra la curiosidad, así que al final lo compartimos. NO, NO ESTÁ MALO, ¿A qué sabe? y yo que sé, a escorpión frito, no se con qué compararlo, ¿creéis que con las cervezas que había tomado yo iba a ser capaz de comparar? NO, pues simplemente malo no estaba.

Después del Reggae acabamos en la discoteca, así hasta altas horas, y la verdad que fue muy divertida la noche, y con situaciones nuevas. Aunque la mañana se acercaba, y yo me marchaba de Bangkok después de 4 caóticos maravillosos días, con resaca en bangkok, y con un camino en autobús hasta Koh Phi Phi, creo que de 16 horas fueron... imaginad.

Esperando en la agencia para coger el bus, mucha gente y cada uno para un lado, comienzo a hablar con una peruana, y con un argentino, ambos también viajaban solo, y los tres haríamos parte del autobús junto. 

Os adelanto que pensaba que yo era más introvertido de lo que no soy, y el resto os lo cuento en el próximo artículo de viajando solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario